Me van a perdonar, pero no lo pillo.
Me refiero a todo este jaleo, todo este montaje en torno a Felix Baumgartner y su estratosférico salto. Quizá soy demasiado frío, incapaz de admirar en su grado justo todo el valor que exige una aventura así y la búsqueda humana de romper nuevas barreras; o demasiado ignorante, sin acabar de enjuiciar en su justa medida las implicaciones científicas o sociológicas derivadas del acontecimiento.