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Foto originalmente en EL PAÍS, JOSEP LAGO (AFP) |
En un país donde uno de los chascarrillos más repetidos con garantía de éxito jocoso es el de
"Dimitir" no es un nombre propio ruso (al que se le acaba añadiendo la apostilla de
Y "abdicar" no es un nombre propio árabe), ésta claro que cualquier dimisión, por intranscendente que sea, sorprende. Llama la atención. Y por supuesto, cuando ocurre antes de que se confirmen por vía judicial las acusaciones que supuestamente han llevado a dicha dimisión, el involucrado ("pardillo" o "pringado" en boca de sus correligionarios según otro chascarrillo muy común) ya es juzgado por la opinión pública y declarado culpable por la misma. "Algo habrá de verdad cuando dimite" es el comentario general, trasunto de refranes españoles tan castizos como "Por el humo se sabe donde está el fuego" o "Algo tendrá el agua cuando la bendicen".