Una semana después del terremoto Zapata en el ayuntamiento de Madrid me he dejado contagiar por el síndrome de Estocolmo y he llegado a la conclusión de que bien está lo ocurrido. Que sí, que he cambiado de opinión y me parece bien la dimisión del exconcejal. Me parece perfecto que haya renunciado a sus cargos y que se le haya aceptado esa renuncia.