Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

¿QUÉ PUEDES ENCONTRAR EN LA BOTICA?

jueves, 29 de diciembre de 2016

Llorando por nuestros referentes nos morimos a plazos

Si hay un hashtag (palabreja odiosa y cacofónica, sí, pero no se me ocurre otra en castellano...) por el que se recordará este nefasto año es el #fucking2016, en sus múltiples variedades idiomáticas o de título. Recordaremos este año por los nefandos acontecimientos que lo han rociado y sobre todo, por la funesta cabalgata de fallecimientos de figuras de todos los ámbitos  que se ha llevado por delante.

Efectivamente, pocos hechos positivos vamos a recordar de 2016, aunque si analizamos con calma el año, alguno encontraremos: descubrimientos y progresos científicos, muestras de solidaridad, alguna que otra buena obra cultural y artística, triunfos deportivos...  Sin embargo, nuestra parte más virulentamente pesimista se va a quedar con lo peor de lo peor, donde hay muchísimo donde escoger.

¿Empezamos? Escritas a vuelapluma, sin orden de preferencia, o más bien desprecio, concreto, tenemos guerras cruentas como la de Siria, catástrofes naturales, ignominiosas muertes en el Mediterráneo, violencia machista, corrupción política, el sainete electoral español y su abracadabrante resolución, el Brexit, Trump, el golpe de estado turco y el consiguiente contragolpe, terrorismo y masacres en Niza, Berlín, Orlando, Estambul, Mogadiscio, Afganistán, Nigeria...

Con todo este panorama, no obstante, lo que más vamos a recordar del fucking 2016 es, reitero, la lista casi literalmente interminable de muertes de celebridades que en luctuosa hilera han ido haciendo mutis por el foro. Cualquier red social que se precie se ha salpicado a lo largo de este año de necrológicas, obituarios, recuerdos emocionados, lágrimas a tutiplén y homenajes, en una sucesión perpetua de vídeos, testimonios sonoros o relatos de anécdotas personales que nos relacionaban de una manera más o menos íntima con los fallecidos.

Si somos fríos y analíticos, ¿realmente tenemos motivo para que nos afecte tanto esta secuencia de fallecimientos? ¿Tanto nos afectaron, influyeron, divirtieron o enseñaron las personalidades que nos han dejado este año? ¿Su presencia era tan latente en el momento actual que su desaparición nos debe llegar como un puñetazo inesperado en el mentón?

Muchas de ellas eran ya personas mayores, muy mayores incluso, que estaban disfrutando de una merecida jubilación y descanso, y hacía tiempo que no habían aportado nada a nuestra experiencia. O sea que es lógico que esa maldita e inflexible ley de vida se las llevara por delante. Otras sí que se han ido quizá demasiado pronto, cuando aún tenían cosas que aportar y decir. Y otras tuvieron un paso fugaz por nuestra vida, que algunos podrían considerar insuficiente para tanto duelo por nuestra parte...

Sin embargo, es lógico tal duelo. Al final todo queda en un ejercicio de egoísmo. Entrañable y muy sincero sentimiento, pero egoísta. Por supuesto que esas muertes nos afectan. Pero más allá de llorar o compadecer a los fallecidos y sus allegados, que sin duda lo hacemos, sobre todo lloramos y nos compadecemos a nosotros mismos.  Con esas muertes se van retazos de nuestra existencia, pedazos de nuestras vivencias. Sin llegar a decir, como aquel pesimista casi de chiste, que empezamos a morir cuando nacemos, sí que creo que nos vamos muriendo a plazos, que cada fallecimiento de una persona que nos enseñó, influyó o sencillamente nos entretuvo, por largo tiempo o brevemente, es una cuota más hacia nuestro propio final.

Es como cuando se nos muere la gente que nos rodea. Les lloramos a ellos, sí, pero también nos damos cuenta de la inevitabilidad de nuestro destino y de que nos vamos quedando solos. Del mismo modo, con la muerte de nuestros referentes descubrimos amargamente que desaparece parte de lo que hemos vivido, que hay otras generaciones que vienen detrás a ocupar nuestro lugar, que de hecho lo están ocupando ya, cual es su derecho, y que esas generaciones tienen sus propios referentes por los que también llorarán en su momento... pero que ya no son los nuestros.

Si no fuéramos tan egoístas, no derrocharíamos tanto luto ni derramaríamos tantas lágrimas. Nos limitaríamos, como bien me dijo el otro día un buen amigo, a agradecerles los servicios prestados, las enseñanzas recibidas, los buenos momentos disfrutados con su obra.

Y es lo que voy a hacer, para terminar este escrito, con una lista quizá tristemente incompleta (puede que haya habido fallecimientos sin tanto reflejo mediático, de los que no me haya enterado, o sencillamente que haya olvidos) y también muy personal: es más que posible que ustedes quiten algún nombre y añadan algún otro... Sea como sea, a modo de homenaje, he aquí personalidades variadas fallecidas este año y que de una manera u otra, en mayor o menor medida, durante largos períodos o brevemente, me hicieron aprender, reflexionar, disfrutar y vivir, agradeciéndoles infinitamente por eso. Quitándome el sombrero ante ellos:

Música: Robert Stigwood, David Bowie, Glenn Frey, Keith Emerson, Paul Kantner, Maurice White, Juanjo Espina, George Martin, Prince, Merle Haggard, Manolo Tena, José Luis Armenteros, Dave Swarbrick, Lenie Steinberg, Marnie Nixon, Sharon Jones, Prince Buster, Leonard Cohen, George Michael, Rick Parfitt, Greg Lake.

Cine y TV: Abe Vigoda, Alan Rickman, George Kennedy, Douglas Slocombe, Paco Algora, Miguel Picazo, Chus Lampreave, Burt Kwouk, Madeleine LeBeau, Robin Hardy, Michael Cimino, David Huddleston, Gene Wilder, Antony Jay, Arthur Hiller, Kenny Baker, Jerry Doyle, Bud Spencer, Garry Marshall, Emma Cohen, Curtis Hanson, Ron Glass, Robert Vaughn, Carrie Fisher, Gil Parrondo, Alan Thicke, Andrew Sachs, Debbie Reynolds.

Literatura: Harper Lee, Umberto Eco, Edward Albee, Francisco Nieva, Richard Adams.

Tebeo e ilustración: Leo Durañona, Darwyn Cooke, Victor Mora, Jack Davis, Paco Camarasa, Ted Benoit, Steve Dillon, Micharmut, El Hortelano, Gotlib, Nuria Pompeia.

Ciencia y exploración: Henry Worsley, John Glenn, Vera Rubin.

Prensa y divulgación: Gaspar Rosety, Elena Santonja.

Deporte: Johan Cruyff, David Cañada, Muhammad Alí.

Y en el plano personal, dos profesores, uno cuyas enseñanzas me hicieron mejor, Isidro del Río, y otra que me dio su apoyo al comienzo de mi vida profesional, Elvira Muñiz.

Va por ustedes.

¡Salud!

No hay comentarios: