Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

¿QUÉ PUEDES ENCONTRAR EN LA BOTICA?

domingo, 10 de julio de 2016

La perversión del #yosoy...

En un mundo lleno de problemas y tristezas variadas, con gente sufriendo por el hambre, la tiranía, la injusticia, la guerra o el terrorismo, la solidaridad se ha vuelto ya no necesaria, sino imprescindible. Muchas veces parece un gesto casi vacío, y dada la reiteración de estas circunstancias, puede convertirse en una desagradable rutina. Y aún así sigue siendo esencial, sigue siendo un acto que nos recuerda lo que compartimos y lo que nos necesitamos.


En ese sentido, internet y las redes sociales se han convertido en una herramienta fundamental para la expresión de esa solidaridad, por su alcance a todos los lugares del planeta y por su comodidad de uso. Ahora expresar apoyo está tan solo a un "clic" de distancia. Ni siquiera hacen falta palabras ampulosas ni mensajes elaborados Todo está hecho, y un rápido movimiento de dedos sobre el ratón nos permite unirnos a una comunidad solidaria con el sufrimiento ajeno. Sucesivamente nos hemos unido a campañas o hashtags y hemos tenido la oportunidad de ser, y hemos sido, París, Bruselas, Bagdad, Orlando, Charlie Hebdo... desgraciadamente, oportunidades no nos faltan ni nos faltarán, porque el número de ciudades, personas o comunidades que sufren parece no tener fin...

Pero como con todo, existe el riesgo del abuso de esta herramienta. O, todavía peor, del mal uso, de la utilización bastarda de una iniciativa en principio loable, cuando expresamos esa solidaridad por motivos egoístas.

La puesta en marcha de una campaña por parte del Barça con el lema "Todos somos Leo Messi" es un buen ejemplo. Aquí el #yosoy... no se refiere a una persona que esté sufriendo una injusticia o una desgracia que no ha buscado. Estamos hablando de alguien que ha cometido un delito de fraude fiscal y ha sido condenado por ello.

Hay sentimientos encontrados en el fútbol, que ya se vive de una manera más pasional como algo personal y no como mero deporte. Lo que no se perdona a otras personas en ámbitos diferentes, se perdona o al menos se minimiza. Aficionados y dirigentes del equipo temen que el jugador se plantee marcharse a otro club en otro país y reaccionan visceralmente, ofreciendo solidaridad y apoyo a alguien, que a la espera de revisiones de veredicto, es culpable de un delito. Es más, de un delito que nos afecta a todos.

Se pone por tanto al fútbol por delante de nuestros propios intereses, en un intento desesperado de defender lo único que por ahora nos están dejando nuestros políticos: el ocio. Nos quitan servicios esenciales y parte de nuestros derechos, y asistimos a ello anonadados, decepcionados e incapaces de reaccionar, pero nos creemos que aún podemos defender nuestro ocio, en una reacción muy similar a la de esos jóvenes airados porque les quitan su programa favorito para emitir información de última hora sobre hechos importantes, o los que aclamaban a Isabel Pantoja cuando entró en la cárcel...

Caemos también en ese partisanismo consistente en defender a los que consideramos "los nuestros" por encima de todo. Estamos ante la versión futbolera del infame "Luís, sé fuerte", de las defensas a ultranza de tantos políticos acusados, imputados e incluso condenados por casos de corrupción. Con tal de que sobreviva nuestro soporte ideológico o de ocio, otorgamos nuestra solidaridad a gente que, en realidad, no se la merece, y cuyo único mérito es que "es de los nuestros". Alteramos el loable propósito inicial del #yosoy... y lo convertimos en algo perverso e inmoral.

Al final, uno lee los comentarios en redes sociales y foros periodísticos y prácticamente nadie pone en duda el delito de Leo Messi... Su defensa se basa en que ya ha pagado una multa considerable por ello o se ha puesto al día en sus obligaciones tributarias (obviando el hecho de que si no llega a ser pillado, tal cosa no habría ocurrido) o de que esta siendo sometido a acoso y derribo por parte de una prensa "rival", incluso de una administración ansiosa por perjudicar a su equipo, al tiempo que ha minimizado o callado ante casos similares en otros equipos... o que incluso al otro lado se ha expresado solidaridad equivocada también (el apoyo del Madrid a Benzema es otra pequeña gran vergüenza de la realidad futbolística que nos asuela).

Aún estando de acuerdo en esto último, pensando que si Messi fuera jugador de otro equipo no habría este ensañamiento, eso no quita que esto de ninguna manera puede dar razones para dar apoyo a alguien en una circunstancia que no es digna del mismo. Exigir igualdad en el trato de situaciones similares es correcto, pero no lo es pervertir el uso de la solidaridad.

Definitivamente, #NotodossomosLeoMessi... y en el caso que nos ocupa, por suerte.

¡Salud!

No hay comentarios: