Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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miércoles, 29 de junio de 2016

Reivindicar el orgullo gay, derrota de la humanidad

En uno de los envíos más contundentes sobre el tema que he visto en la red últimamente, un homosexual respondía a la enésima vez que alguien hacía la estúpida pregunta de "¿para cuando un día del orgullo hetero?" diciendo bien clarito que los heteros no necesitábamos un día para demostrar nuestro orgullo de serlo porque ya teníamos todos los días para hacerlo, y que los gays sí lo necesitaban porque siguen siendo ridiculizados, perseguidos, rechazados y discriminados... cuando no agredidos y asesinados... solo por el mero hecho de su condición sexual.


Así que felicidades a los gays, transexuales y bisexuales en estos días que celebran libremente, a tumba abierta y sin tapujos su condición como tales... aunque sea dicho que propongo esta felicitación con un poso de amargura.

Efectivamente, analizando con frialdad la acertada respuesta mencionada ahí arriba, debemos aceptar que esta celebración del "orgullo gay" supone una derrota, la derrota de la humanidad. Porque es lamentable y triste que los gays no puedan disfrutar de su condición sexual día a día sin cortapisas, tan abiertamente como lo hacemos los heteros. Acaba siendo vergonzoso para todos nosotros que se vean obligados a reivindicar durante unos pocos días al año, exhibiéndola al mundo con orgullo, su orientación sexual, en una celebración colorista y alegre... de la que algunos heteros solo se quedan con justamente eso, la parte colorista, ya sea para alabarla, o, en demasiados casos, criticarla.

Por eso digo que la celebración del "orgullo gay" supone una derrota. No la suya, desde luego, sino la de todos nosotros. Al que se pregunta por qué los heteros no tenemos nuestro día de "orgullo" hay que preguntarle directamente por qué los gays se ven obligados a tenerlo.

Otra pregunta que me ofende e irrita al respecto es "¿te gustaría que tu hijo/a fuera homosexual?". Me la han hecho demasiadas veces cada vez que hablamos de este tema. Los amigos que me la han hecho, con una mirada cariñosa, casi condescendiente, como diciéndome "ojalá no te toque eso, con los problemas que acaban teniendo los homosexuales". Otros, a los que por suerte no incluyo entre esos amigos, con el retintín de quien espera coger en un renuncio a este progre que, pensarán ellos, dice entender y apoyar a los homosexuales, pero que seguro que si los tiene en casa no es tan progre...

A todos les respondo lo mismo. Quiero que mi hijo/a sea feliz. Como se lo deseo a todo el mundo. Nadie tendría que sufrir ni por su raza, ni por su ideología, ni por sus creencias religiosas, ni por su estatura, ni por su peso, ni por su estado de salud... ni, faltaría más, por su orientación sexual. Nadie debería verse obligado a salir algún día al año a la calle a protestar porque se siente discriminado por alguna de esas características intrínsecas a la persona. Nadie debería verse forzado, para poder vivir en libertad su vida, a exhibir públicamente su orgullo, a tener que reivindicar los derechos que deben tener y que otros les niegan solo porque hay en ellos algo diferente que no les gusta.

El día del "orgullo gay" debería ser una jornada de fiesta, sin más. Una comunidad que comparte un rasgo celebrándo dicho rasgo juntos, igual que otras comunidades tienen otros días. Pero mientras este día sea también una jornada reivindicativa, representará el fracaso de la humanidad, la constatación de que algo estamos haciendo muy mal.

Por ello, repito, felicidades a los gays, transexuales y bisexuales en estos días, y que no cejen en su lucha. Que no dejen de recordarnos nuestro fracaso hasta que este no sea tal. Hasta que su día sea ya solo una fiesta y celebración y lo podamos celebrar todos juntos.

¡Salud!

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