Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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domingo, 11 de septiembre de 2011

Empanada blaugrana

Foto de EFE, en record.com
No sé qué me preocupa más, el que el Barça haya recaido en un viejo vicio, el de la autocomplacencia y la molicie, o el que Pep haya dicho que "han aprendido la lección" con el partido de ayer. ¿Quiere decir eso que tras el triste final de la era Rikjaard, o algún incidental momento de la era Guardiola, aún no sabían que jamás, pero jamás, se debe ceder a ningún rival ni un ápice de posibilidades? ¿Que jamás, por muy superior que te sientas, por muy finiquitado que creas un partido, debes abandonarlo?

La cuestión es que el Barça, seamos respetuosos con el rival, no es que entregara el partido. No abrió autopistas para que la Real entrara libremente. Pero sí que es cierto que poco a poco se durmió en las redes de su propia complacencia, creyendo que ralentizando el partido, combinando sin sentido ofensivo, bastaba para llevarse a la buchaca los tres puntos, y los donostiarras, que no son unos tuercebotas ni mucho menos, le robaron la cartera.

Sé que hay muchos que reprocharán a Guardiola el haber dejado en el banquillo a Messi o Iniesta. Yo no lo haré. Debemos hacernos a la idea de una temporada donde las rotaciones van a estar en el orden del día, todavía más en una plantilla reforzada por Cesc y Alexis. Si estamos tan encantados con estas incorporaciones, es contradictorio que de repente nos llevemos las manos a la cabeza al primer contratiempo.

La prueba de que la elección no era mala es que a los doce minutos de partido el Barça navegaba con el viento a favor de dos goles típicos de su escuela, y protagonizados ambos por un Cesc cada vez más cerca, no de la calidad pero sí del rol de Messi. Sin despeinarse mucho, sencillamente aplicando el rodillo de este juego que todos tienen aprendido de memoria.

Por desgracia, ahí el Barça se murió de su propio éxito. Paulatinamente el rondo abandonó la verticalidad y se hizo insoportablemente horizontal. Los de Anoeta estaban noqueados, esperando la cuenta a diez que les dejara liquidados, y se les dejó levantarse. A lo Muhammad Ali, los blaugranas bailaban como una mariposa... pero se olvidaron de pegar como una abeja. Y el rival se metió de nuevo en el partido.

Entre cabezadas (literales, porque les aseguro que hubo minutos que me costó mantenerme despierto) uno asistió a una ceremonia aburrida, en la que el Barça se creía tan superior que no buscó rematar el partido. Los jugadores estaban tan desconectados que llegaron errores impensables, como el de marcaje que permitió el primer gol donostiarra, o la "asistencia" de Villa que creo la jugada del gol del empate, las manos de Busquets previas al mismo que debieron suponer su expulsión, el despiste de Valdés que por poco provoca un gol que habría dado la vuelta al mundo por su ridiculez...

La Real acabó acogotando a un Barça desquiciado en su área, y la entrada postrera de Messi e Iniesta no solucionó nada. Incluso Messi buscó el "piscinazo", algo nada habitual en él. Todo ello para conseguir un empate que sabe a muy, muy poco, por lo que se esperaba, sobre todo tras el primer cuarto de hora, pero que resulta justo en cuanto a los méritos mostrados por ambos equipos.
  • Temporada 2011-2012
  • Liga, jornada 3, estadio de Anoeta, 10-09-2011
  • REAL SOCIEDAD - 2 (Agirretxe -59-, Griezmann -60-
  • FC BARCELONA - 2  (Xavi -10-, Cesc -11-)
  • Notas: Valdés -4-; Alves -5-, Busquets -4-, Fontás -4- (Iniesta, min. 81 -s.c.-), Adriano -4-; Keita -5-, Xavi -5-, Thiago -4- (Messi, min. 62 -4-); Alexis -5- (Villa, min. 30 -4-) , Cesc -6- , Pedro -5- 
  • El mejor de los otros: Agirretxe 
Primer traspiés de la temporada, pues, y no debería ser para tomárnoslo a la tremenda... si no fuera porque vino tras un bajón grave en la actitud del equipo y porque a estas alturas de la película se hable de "lección aprendida", porque eso quiere decir que las lecciones se olvidan y que tarde o temprano se pagan los errores. Tenemos equipo y tenemos la calidad para exprimirlo, así que no hay que ponerse nerviosos. Pero hay que dejar bien claro que esta lección no se puede olvidar. A ver si es verdad.

Adeu i bona sort.

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