Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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sábado, 10 de marzo de 2012

Godall, Relaño y el villarato: La conjura de los necios

Durante mucho tiempo uno defendió que en el fútbol no había ni conspiraciones ni confabulaciones ni conspiraciones. Lo que había era seres falibles, timoratos, cobardes, asustados, influenciables, imperfectos, que cometían errores que, a su pesar, eran una parte más del juego, devenían parte importante del resultado. Sin embargo, al final el ganador era siempre el mejor, el que mejor juego había desarrollado para vencer a sus rivales, incluido ese supuesto infortunio del error...

Sin embargo, ahora resulta que estaba equivocado. Sí que hay una conspiración. Más bien una conjura de gente que, con intereses teóricamente opuestos, ahora acaban defendiendo la misma idea. Una idea necia y apoyada por gente necia, pero que "gracias" a la locuacidad interesada de uno de ellos ha tomado una carta de naturaleza inesperada e inusitada. Eu non creo no villarato, mais haberlo, hailo. Esa parece ser la conclusión.

Una conjura de necios en toda su extensión, porque su consecuencia ha superado los objetivos de sus creadores. Si Alfredo Relaño y sus seguidores pretendían poner sencillamente una sombra sobre los éxitos del Barça y justificar el fracaso de sucesivos proyectos madridistas, y Alfons Godall buscaba socavar la labor de sus rivales y actuales gestores barcelonistas, además de recordar lo buenos y bonitos que fueron ellos, el tiro les ha salido por la culata.

Godall, supuesto barcelonista, pero al final un torpe hombre público y, retrospectivamente hablando, quizás pésimo directivo, ha arrojado una sombra innecesaria sobre sus éxitos sólo por presumir de que su relacion con el poder establecido fue mejor que la de Rosell y compañía. Y Relaño, al reafirmarse en su teoría del villarato gracias al ínclito Alfons, no sólo arroja sombras sobre la era del Barça, sino sobre todo el fútbol español, incluído el buen momento madridista en esta Liga. Porque para mi es innegable que, si antes los árbitros beneficiaban al Barça por su buena relación con las autoridades, ahora le perjudican porque se llevan mal, y benefician al Madrid porque su relación es mejor. Puestos a ahondar en conspiranoias, quizá hasta el cambio de gobierno tenga que ver, caramba.

Los aficionados de todos los equipos deberíamos, en consecuencia, dar carpetazo a un proyecto corrupto y viciado y abandonar nuestra afición.

Quizá deberíamos hacerlo.

Pero no se preocupen, que no ocurrirá. Primero, porque los Relaños de esta vida no tardarán en decir que eso no quita que quien gane es el mejor, sobre todo ahora que van ganando los suyos, aunque tenga un "colchón" que le ayude más. Y los forofos, desde el que escribe en prensa al aficionado común, dirán que eso pasaba con "los otros", que los triunfos propios están limpios e inmaculados. Y el listillo de Godall pronto saldrá con algún desmentido o matización de sus palabras que sin lugar a dudas nos contentará a los culés. Aunque visto el calado del personaje, lo mejor que podría hacer es seguir estando calladito, a ver si esta conjura de los necios acaba apagándose...

Si alguna vez me he preguntado por qué este año he escrito cada vez menos sobre fútbol, aquí tengo uno de los motivos.

El puro asco.

Adeu i bona sort.

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