Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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lunes, 26 de marzo de 2012

Con las alforjas en el mismo sitio un año después

Superada pocas horas después mi decepción por comprobar que el giro del votante asturiano hacia la derecha se confirma, aupado por el voto del descontento por la crisis mal gestionada por los anteriores gobernantes y la abstención del hastiado del sistema o del huérfano de opciones políticas, ms sentimientos tras la jornada electoral de ayer han girado hacia la ira hacia nuestro expresidente y más que probable futuro presidente.

A él le pregunto, ¿ahora qué, señor Álvarez Cascos? Con muy pequeñas variaciones, estamos más o menos donde estábamos. Para este viaje planteó usted unas alforjas repletas de una nueva convocatoria electoral que ha supuesto un retraso en el gobierno de la región (aunque en su caso más cabía hablar de desgobierno) y unas a la postre caras e innecesarias elecciones.

Las alternativas para Asturias son dignas de una película surrealista. O la inquina entre las dos opciones de la derecha se mantiene, entregando el gobierno a un PSOE que gestionaría la región en una incomodísima situación de mayoría polítitica pero minoría ideológica, o casquistas y populares se tragan su orgullo, sus rencillas de índole privada, y se apoyan mutuamente, volviendo a la situación de hace un año. Lo que me parece, muy a mi pesar, lo más lógico vistos los resultados.

Pues le repito, don Paco... ¿ahora qué? Y más bien, ¿para qué? En este contubernio típicamente postelectoral en el que todos ganan o todos pierden según quien hable de la fiesta, uno cree que es usted el gran perdedor de estas elecciones, dejando aparte a los otros perdedores, nosotros los asturianos a los que, políticamente hablando, nos han robado un año.

Y es usted el gran perdedor porque no ha conseguido lo que pretendía con esta convocatoria electoral, un vuelco en el resultado que le permitiera gobernar sin tener que recurrir al apoyo de sus exsocios del PP. Y eso sin mencionar lo que dicen esas malas lenguas bífidas, que lo que en realidad pretendía usted era una derrota palmaria, un auténtico suicidio político, que le eximiera de tener que formar un gobierno que, visto lo visto, le viene a usted muy grande. Pues si tal rocambolesca idea fuera cierta... éso tampoco lo ha conseguido.

Un año después estamos en el punto de partida.

Para este viaje no hacían falta estas alforjas.

¡Salud!

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