Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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sábado, 28 de abril de 2012

Vengadores reuníos Geyper

Siempre me han gustado las ficciones (cine, novela, tebeo) de acción, allí donde no hay mensajes ni problemas ni plañideras (algo que también me gusta, claro... según el momento), sino la mera ilusión del entretenimiento. Por eso he sido siempre aficionado al cómic de superhéroes, y hasta he hecho mis pinitos escribiendo acerca de él.

Entiendo que sea difícil para muchos entrar en el juego del superhéroe. La famosa suspensión de la incredulidad que se exige a un lector es aquí llevada al extremo álgido. Tienes que superar diálogos muchas veces irrisorios, argumentos pegados con papel de fumar, donde las cosas ocurren "porque sí", y mejor no hablemos de lo que supone ver a personas supuestamente adultas dando botes por ahí enfundadas en coloridos uniformes ceñidos cuyo diseño la mayoría de las veces convierte a Agatha Ruiz de la Prada en algo aceptable.

Pero todo queda olvidado y perdonado cuando aceptas las reglas del juego y te sumerges en la fascinación de historias de proporciones míticas, de sacudidas de adrenalina... de lo que supone la diversión pura y dura, vaya.

Por todo ello, cada vez que se estrena una película basada en superhéroes, casi siempre acudo a la cita, a no ser que las referencias previas o mis propios prejuicios me asusten. Espero sano, intranscendente entretenimiento que me permita pasar dos horas lejos de este mundo...

...algo, que para mi sorpresa y disgusto, no ha ocurrido mucho en los últimos años con un género que no hace tanto tiempo disfrutaba plenamente. Y como uno es introspectivo-paranoico-hipocondríaco, siempre me he hecho la preguntita, mucho antes de que Mourinho la popularizase... "¿Por qué?"

Caso en cuestión: Los Vengadores/The Avengers. El megahipersuperblockbuster del año, la película que todos los aficionados a los tebeos superheróicos, los de ahora y los de antes, estábamos esperando... desde la anterior película que estábamos esperando y llegó, claro, como pudieron ser X-Men, Spider-Man, los Batman de Christopher Nolan y unas cuantas más.

Pues eso, que veo ayer Los Vengadores... y me aburro. Soberanamente. ¿Cómo es posible? Ahí están algunos de los héroes que me fascinaron desde la niñez tardía, con todos los medios tecnológicos disponibles para trasladar a la pantalla de forma creíble lo que hasta hace no tanto sólo era posible ver sobre papel, con unos actores no de relumbrón (Robert Downey jr aparte) pero sí adecuados a sus personajes como un guante... y dirigiendo la orquesta nada más y nada menos que mi admirado Joss Whedon, el creador de las grandes Buffy, Angel o Firefly, coguionista de la primera Toy Story...

¿Cómo es posible aburrirse ante un espectáculo visual inenarrable, con movimientos de cámara fulminantes, con una historia que no ofrece ningún resquicio a la reflexión sesuda y te deja libertad para poner el cerebro en automático y dejarse llevar...? ¿Por qué? ¿Por qué?

Y de repente pienso que si me ponen en una tumbona delante de las cataratas Victoria, puedo quedar anonadado por la belleza de lo que tengo ante mí, pero tarde o temprano me cansaré de mirar y querré hacer algo. O que pase algo más. Aunque sólo sea caminar un poco, cambiar de punto de vista, compartir mi estado de ánimo con alguien...

En resumen, sentir algo.

Y eso es lo que me ha pasado con Los Vengadores, y, todavía más, con algunas otras superproducciones superheróicas. Todo muy bonito y espectacular... pero me importa un rábano. No siento nada por los personajes, ni los principales ni los secundarios; no hay chispa en los diálogos, plenos de lugares comunes y previsibles. Me acaba dando igual lo que pase.

Pienso en los Batman de Christopher Nolan, en la primera Iron Man, en parte del primer Spider-Man y el segundo, en las dos primeras X-Men, en Los Increibles made in Pixar, en el ya lejano y maravilloso Superman de Richard Donner... y fuera del genero  superheróico pero en sus aledaños, en las Indiana Jones, o en la trilogia galáctica original... que también tienen sus defectos de historias muy sencillas, situaciones previsibles y algún que otro diálogo irrisorio... y sin embargo, las disfruté mucho más, son buenas, alguna de ellas grandiosa, películas de aventuras. Again, ¿por qué?

Porque siento a los personajes. Me llegan. Me preocupa lo que les pasa. Aunque sepa, o al menos me imagine, que todo les va a salir bien. Usando la imagen que tanto gusta a los defensores de este tipo de blockbusters, está bien subirse a una montaña rusa y disfrutar del subidón de adrenalina, pero si subes anestesiado o en estado de shock ni te vas a enterar.

Ahí está la cuestión, pues. No hay apenas personajes en The Avengers por los que te puedas preocupar o sentir algo. Está la luminosa Paltrow repitiendo su papel de secretaria/novieta de Iron Man, Downey da atisbos del caradura que creó para la misma película... y paren de contar. Bueno, no. Está un perfecto Tom Hiddleston haciendo del malo de la peli. Mejor en sus silencios y gestos que en los diálogos que le han otorgado, pero su presencia es lo mejorcito que hay en ella. Como lo fue de la antecesora Thor. Y eso no es decir mucho.

Y para confirmar que el problema de Vengadores está ahí, para mí, pienso en la única escena que me hizo disfrutar algo y me despertó de la modorra, preparándome para la vibrante batalla final, que fue tan espectacular como prometía. Me refiero a los héroes, aparentemente derrotados, lanzándose reproches mutuamente en el puente de la nave. ¡Por fin una mínima caracterización, un momento que te hace identificarte con los personajes!

Pero, claro, éso es sólo un espejismo. Lo que cuenta es volverse a subir cuanto antes a la montaña rusa. O, si prefieren una analogía mas "camp"... recuerdo cuando de peque me regalaron la caja de "Juegos Reunidos Geyper", una colección de cincuenta juegos de mesa a los que, en mi frenesí infantil, quería jugar uno tras otro. A todos. Al ajedrez, al parchís, a la oca, a las damas, al serpientes y escaleras, al tres en raya, a... todos. Y en el menor tiempo posible.

Éso es para mí Los Vengadores, más que una montaña rusa. Es una caja de Juegos Reunidos a los que hay que jugar en poco más de dos horas. No puede dar tiempo a la reflexión sobre los personajes, a la identificación con los mismos.

Si es eso lo que quieres, enhorabuena. Ésta es tu película. Brillante. Espectacular. Adrenalínica.

Vacía.

Pero si pretendes sentir algo más, ésa sensación de estar viendo a los mitos que te fascinaron en el tebeo más que ser tratado como cliente de un parque temático... si eres, como yo, de los que se marean en las montañas rusas y se aburren en las ferias con atracciones...

... espera a la siguiente película de superhéroes que estabas esperando, a ver si hay más suerte.

(Nota: se avecina el tercer Batman de Nolan, del que los referentes no pueden ser mejores... igual no hay que esperar tanto).

¡Salud!

Addenda: en plan friqui, diré que hay otro momento que me emocionó. Tras los títulos de crédito, como es habitual en la franquicia, se presentan los que podrían ser los malos de la secuela... y ahí dí un respingo de satisfacción, al ser... bueno, no quiero desvelar nada a los que aún no la han visto, pero... bueno, los fans de toda la vida que piensen en grandes sagas. Y hasta aquí puedo leer. O sea que igual hasta pico otra vez, aunque sea usando a mi hija como excusa... sigh...

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