Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

¿QUÉ PUEDES ENCONTRAR EN LA BOTICA?

miércoles, 21 de noviembre de 2012

¡Ay, Miliki!

¡Ay, Miliki, que te nos has ido y nos has dejado un poquillo más huérfanos!

Huérfanos de referentes de nuestra vida, se entiende, porque en todo lamento por un ser querido que se nos va hay mucho de egoismo. Puede que pensemos en el difunto, sí, puede que tengamos en cuenta su sufrimiento, sus ganas de vivir... pero pensamos también, quizá demasiado, en el vacío que deja, en cómo de repente notamos esa falta y vemos que desaparece una manta que nos protegía del frío exterior y nos enfrenta a la cruda realidad de que a partir de ahora, poco a poco, nos toca a nosotros ejercer de esa manta para otros, y somos de repente más conscientes del paso del tiempo, que fina, pertinaz y sibilinamente nos va atrapando.

Así que ahora recordamos, Miliki, la sencillez de ese tiempo en el que a voz en grito contestábamos llenos de ilusión, optimismo, y, claro está, con esa ansia tocacojonera de cualquier niño, a esa sencilla pregunta que nos hacías junto a tus hermanos y sobrino. Con ese "¿Cómo están ustedeeeees?" nos liberabas de las ataduras, de las miradas de los padres, siempre controladoras, siempre tan reacias al escándalo y algarabía. En nuestro "¡¡¡Bieeeeeennnnnnn!!!" había mucho de transgresión y de rebelión infantil ante el orden establecido.

Y eso que tal transgresión o rebelión estaba muy controlada, porque lo teníais todo muy bien medido: la sintonía de inicio, vuestra entrada, el saludo de marras, el gag inicial, la atracción circense, el sketch donde indefectiblemente el señor Chinarro iba a sufrir vuestras tropelías, para nuestro inmenso regocijo, y la canción final, último apartado de este ejercicio de jolgorio, con sus letras inocentemente surrealistas - o surrealmente inocentes, que tanto da.

Pero ahora, tus niños de cincuenta años ya no están tan bieeennnnnnn, y se han olvidado, o tienen archivados, a Susanita y su ratón (que posiblemente habrá sido desahuciado de su agujero), y al Ramón que quería ser un ídolo del fútbol (ahora no es Ramón, sino los envanecidos y prepotentes Cristianos Ronaldos o Ballotellis de este mundo), don Pepito y don José quieren secesionarse, independizarse o separarse y andan en querellas variadas, el matrimonio chino del alma se ha divorciado tras quebrar el bazar en el que habían puesto todas sus ilusiones, la gallina está todavía más turuleca, hacinada entre miles en espacios reducidos obligada a poner mucho más que un huevo, dos o tres... En fin, que no todo es ya tan chévere, chévere, chon.

Pero, ¿sabes a quien echo más de menos? Al mosquito capitán de un barco de cáscara de nuez que iba por el mundo repartiendo gotitas doradas de miel, y que si venía negra tempestad se ponía a reir, remar y cantar. Ahora la tempestad es muy negra, la miel se nos va terminando y aunque siguiendo el ejemplo del mosquito, intentamos seguir remando... cada vez es más difícil si nos quitan el timón, el remo y hasta el barco.

Sin embargo, aquí estamos, recordándote y homenajeándote en una mezcla de ternura y amargura, intentado refugiarnos en la nostalgia de un pasado feliz, esperando que no nos obnubile y ciegue, sino más bien que sea el fondo del abismo marino donde rebotamos, nos damos impulso y salimos a la superficie. Esperando que tu optimismo, tu profesionalidad, tu ternura, y la de tantos otros referentes, nos dé fuerzas. Porque igual que en su momento te necesitamos a ti y los tuyos, ahora son otros los que nos necesitan.

Así que nos ponemos la máscara y el disfraz, hacemos de tripas corazón, y a lo ridi, pagliaccio, nos preguntamos a nosotros mismos, a los nuestros, y al mundo que tenemos enfrente...

¿CÓMO ESTAN USTEDEEEEEES?

Y seguro, que, por muy mal que esté la cosa, de repente alguien sonreirá y respondera con un estruendoso...

¡¡¡¡BIEEEEEEEEENNNNNNNNNNN!!!!

Este es tu maravilloso legado, Miliki. Y no está nada, pero que nada mal. Porque navegar sin temor en el mar es lo mejor.

Salud.

No hay comentarios: