Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

¿QUÉ PUEDES ENCONTRAR EN LA BOTICA?

miércoles, 25 de julio de 2018

Conspiranoicos

Conspiranoicos. De vez en cuando renacen de sus cenizas, si es que alguna vez habían estado muertos. No, más bien estaban durmientes, aletargados, consciente o inconscientemente buscando la ocasión de reactivarse y mostrarse al mundo en todo su esplendor.
Porque de eso se trata, de demostrar al mundo lo listos que son, de afirmarse en una creencia que es fácilmente desmontable, y no porque ellos realmente crean que es la cierta, sino más bien porque NECESITAN creer que es la cierta. Porque sin ella vuelven al anonimato, sin ella no son nada ni nadie.

Internet, que tantas cosas buenas nos ha dado, en especial el acceso a cantidades inimaginables de información, también nos da el acceso a cantidades inimaginables de mentiras, falsedades y bulos. Y en un mundo en el que la cantidad parece primar más que la calidad, eso es importante. De paso, les ha dado un altavoz a gente que de otro modo seguirían siendo ignorados. Una vez más, ahí está: el deseo de demostrar que son más listos que los demás.

El nuevo disparadero ha sido el famoso tuit de Iker Casillas sobre la llegada a la luna. Vuelta la burra el trigo, entre desmentidos razonados hacia la opinión del futbolista, y alguna que otra burla de bastante mal gusto, se han colado los conspiranoicos a aplaudir tal opinión. Y cuando se les intenta razonar y refutar sus planteamientos con las explicaciones lógicas, razonadas y científicas, su respuesta suele ser la misma: los que aceptamos las "versiones oficiales" somos unos crédulos abducidos por el poder establecido. Sin embargo, los conspiranoicos poseen la verdad, esa que en televisión da una gran serie cuando "está ahí afuera", pero que en el mundo real suena ridícula.

Pero da igual que suene ridícula. El cuestionamiento de las verdades establecidas es y será siempre "cool", da una pátina de rebeldía ante el sistema, de personalidad afirmada ante una masa dispuesta a tragarse todo lo que le cuenten.

Por supuesto, no hay que aceptar toda versión "oficial" por el hecho de serlo. Hay que verla, leerla, analizarla y estudiarla. Algunas pasan los filtros y otras no. Lo sabemos muy bien, y lo sabemos tras debate, discusión y análisis. Una versión oficial es aceptada como la verdadera solo cuando demuestra sus méritos para serlo. Igual que la versión conspiranoica no es falsa por definición. La versión conspiranoica será falsa cuando no pase esos filtros o demuestre ser más débil que la oficial.

Sin embargo, y por desgracia, para los conspiranoicos las cosas no funcionan así. Las versiones oficiales son falsas por definición; las versiones conspiranoicas son LA VERDAD, así, con mayúsculas, y hasta en letra cursiva, negrilla, subrayada y gótica. Porque tienen que serlo: para ellos, la oficialidad busca aborregarnos y subyugarnos, luego aquello que se le opone es libertador y muestra de inteligencia.

Así están las cosas, y entre bromas y veras la vida sigue. Porque por lo general los conspiranoicos no son peligrosos. Nuestra vida no queda trastocada porque haya gente que piense que Kennedy fuera tiroteado desde cinco sitios diferentes por disidentes cubanos, mafiosos o agentes de la CIA y/o la KGB, o que la llegada a la luna sea la mejor película de Stanley Kubrick, o que los restos de Walt Disney reposen en hibernación bajo su estatua en Disneyland.

Claro que como las meigas, conspiranoicos peligrosos haberlos... haylos. Cuando te encuentras con el antivacunas que te habla de lo mala malosa que es la industria farmacéutica y rechazan la vacunación de sus hijos contribuyendo a la propagación de enfermedades, o con negacionistas de la Teoría de la Evolución dispuestos a establecer una dictadura de su Dios sobre la Tierra, hay que empezar a tomárselos en serio, muy en serio. Y atajar de raíz el problema, ridiculizándoles, obligándoles a trabajar por el bien común y dejando bien claro hasta dónde se puede llegar con según qué tonterías.

No está el horno para gilipolleces.
¡Salud!

No hay comentarios: