Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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viernes, 9 de septiembre de 2011

Sobre las lenguas y su (ab)uso político

Mapa lingüístico de España, en www.proel.org. Clic para aumentar

Seamos idealistas: una lengua debería ser instrumento de comunicación, jamás de división.

Sigámos siéndolo: el conocer, defender y mantener una lengua debería ser motivo de orgullo y muestra de la cultura de un país.

Pero no en España, claro.

Históricamente, en este país de nuestros pecados el idioma ha sido con demasiada frecuencia un instrumento al servicio de los políticos, de los ideólogos y de los demagogos. Los idiomas se han usado demasiadas veces para imponer una concepción del estado o para enardecer dormidas sensibilidades nacionalistas. Y así nos va, en este fregado nos hemos metido.

Un idioma funciona como un ser vivo: nace, se desarrolla, alcanza un punto álgido... y puede morir. A diferencia de las personas, claro está, lo ideal sería que cuando un idioma muriese fuera de muerte natural, por su evolución hacia algo nuevo o porque otras circunstancias prácticas, sociales o económicas, llevaran a sus hablantes a irlo abandonando en favor de otro. Un idioma jamás debería sufrir "muerte violenta", ser "asesinado" por la imposición caprichosa de cualquier persona o comunidad concreta. El idioma es parte de la cultura e identidad de un pueblo, no cabe duda... y eso hace que merezca protección; pero también es un instrumento para un fin concreto, la comunicación, y cuando ya no es necesario, pierde su razón de ser.

Esto es lo que debería pasar en los mundos de Yupi, por lo que se ve... porque en la realidad española, el idioma es un medio usado para otros fines espurios, para justificar ambiciones políticas y nacionalistas variadas.

Tras la dictadura, empeñada en mantener el castellano como lengua "unificadora" de un país sojuzgado, empeñados sus dirigentes en dinamitar el uso oficial del resto de idiomas (y fracasando en lo privado y, poco a poco, también en lo cultural), la constitución democrática perdió una oportunidad única de, además de recuperar plenamente las lenguas maniatadas por el franquismo, de darles un estatus de lenguas oficiales de todo el país, y no sólo de áreas concretas del mismo.

Si el catalán, el gallego, el euskera son también, como dicen con la boca muy grande nuestros políticos, lenguas tan españolas como el castellano, el arrinconarlas exclusivamente en sus ámbitos periféricos satisfizo, al menos en principio, las pretensiones de los nacionalistas de sus respectivas áreas geográficas, pero dio la imagen al resto de españoles de que esos idiomas eran cosa de "ellos" y no de todos, haciendo que un idioma separase más todavía en lugar de unir.

Y ahí surge una incomprensión mutua, la de los habitantes de esas áreas que identifican su lengua con su identidad nacional (cuando todos sabemos que una identidad nacional no necesita de un idioma para reafirmarse, o si no, habría en el mundo un idioma por país) y verán cualquier "ataque" a su lengua como un "ataque" a dicha identidad, y por otro lado, los castellanoparlantes, que menospreciarán continuamente a esos idiomas, bajo el argumento de que al ser el castellano el idioma oficial de todos, los otros no son necesarios.

Al final, todo deriva en problemas como el que estamos viviendo ahora en Cataluña, donde el modelo de inmersión lingüística está siendo puesto en solfa.

Yendo por partes, por un lado todos deben admitir que el modelo funciona, porque ha permitido la plena recuperación del catalán y además todos los catalanes son bilingües, hablantes avanzados de dos lenguas, catalán y castellano. Intentar cambiar el modelo es una temeridad, pues.

Por otro lado, también es cierto que mientras Cataluña sea parte de España, se debe respetar el derecho de aquellos ciudadanos que por el motivo que sea prefieren que sus hijos tengan la oportunidad de una enseñanza donde, al menos al cincuenta por ciento, la lengua vehicular sea el castellano. Pienso, por ejemplo en aquellas familias que por motivos de trabajo van a tener una estancia corta en Cataluña y consideren por ello que, para cuando vuelvan a su lugar de origen en algún otro lugar del país, es más útil un conocimiento mayor del idioma que allí hablan.

Igual que no entiendo que para muchos retrógrados españolistas sea necesaria la imposición del castellano, tampoco entiendo que otros retrógrados catalanistas vean el dar la oportunidad a los residentes en Cataluña de escoger en qué idioma deben ser educados sus hijos como un ataque a la identidad catalana. No entiendo, además, si es cierto que el porcentaje de padres que piden tal opción es tan pequeño (no llega al 0,050%, nos dice la prensa), que ésa ínfima cifra sea una amenaza para la realidad nacional, como ha llegado a decir cierto político...

Por lo que he leído, sin ser un modelo perfecto, el sistema de Suiza me parece más razonable. Hablamos de un país que en menos de una décima parte del tamaño de España alberga cuatro idiomas oficiales, claramente cada uno de ellos reflejando comunidades y áreas geográficas concretas. El sistema educativo helvético promueve que los escolares suizos, aparte de estudiar la lengua de su cantón o comunidad y una lengua extranjera, estudien también cualquier otra de las lenguas oficiales del país. Algo que no sé como resultaría aquí, pero que me gustaría pensar que solucionaría algunos de los problemas que tenemos.

Porque tal como están las cosas, sólo algunos españoles a día de hoy tienen tal sistema. Los catalanes, los gallegos y los vascos, curiosamente, obligados a estudiar su idioma propio y el idioma oficial del estado. Al resto de los españoles, en un ombliguismo alentado institucionalmente, nos han obligado a que nos baste con un sólo idioma. Y aunque es cierto que a nivel utilitario, bastante hay con el propio y un idioma extranjero (inglés mayoritariamente), también lo es que el desconocimiento de la realidad lingüística de parte de nuestros compatriotas nos lleva a la incomprensión... y a otro tipo de problemas más graves, políticos y sociales.

Pero como decía al principio, una cosa son los mundos ideales y otra, por desgracia, la realidad.

¡Salud!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"...o sino habría en el mundo un idioma por país"

Eh, profe, ese "sino" va separado.

jordiasturies dijo...

oooooops

gracias por el aviso, se corrige pero ya.

lo que tiene escribir pronto, rápido y sin repasar las cosas...

...pero bueno, ésto tampoco es profesional (excusa barata para la incompetencia, lo sé)