Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Y la empanada siguió...

Imagen: EFE, en Terra

 Puede que me pase en el análisis que sigue, pero me da igual. Me voy a alinear con los tremendistas. Ojo, no con los que piensan que tras dos partidos fallidos el Barça no va a ganar nada este año; sería de tontos ponerse a este nivel recién empezada la temporada. Pero sí con los que piensan que al Barça no sólo le ha faltado una defensa firme en dichos dos partidos, o que no ha sabido concretar las oportunidades; especialmente, con los que piensan que el Barça lleva dos cortocircuitos, o empanadas monumentales, por creer que el partido estaba resuelto, y lo ha pagado caro las dos veces.

En San Sebastián la píldora tranquilizante fue un resultado aparentemente holgado, pero no definitivo, ante un rival supuestamente inferior. Ayer en el Camp Nou fue la satisfacción de haber remontado un resultado adverso frente a un rival que tras haberlo dado todo en la primera parte, en la segunda aparentemente estaba fundido y sin capacidad física o psicológica de reacción. Al final resultó que ni unos eran tan inferiores ni los otros estaban tan fundidos...

Al revés que en Anoeta, la cosa empezó fatal, y el hábil y veloz Pato desnudó en menos de treinta segundos las carencias defensivas del equipo. En principio, un gol tan tempranero por esta causa, no era cosa tan grave, y Guardiola reformuló bien la defensa al mover a Abidal hacia el centro para afinar los marcajes, ayudando a un Busquets que ayer no tuvo su día...

A partir de ahí, los blaugranas, como siempre, se hicieron dueños de la pelota. Les faltó profundidad, eso sí, porque el Milan planteó una tupida red que, sobre todo por el centro, cortaba las jugadas culés, a las que les faltaba tensión y velocidad. Aún así, se lograron crear suficientes ocasiones, sobre todo con las llegadas de Alves, para dejar bien claro que teníamos el dominio y los méritos para retomar la delantera en el marcador. Eso sí, los goles que significaron la remontada llegaron en dos acciones singulares más que de conjunto, y eso, aunque nos alegre porque denota la calidad individual de la plantilla, es preocupante porque demuestra que el grupo no funcionó como en él es habitual.

Fue Messi, primero, quien se sacó de su manga de mago una jugada prodigiosa, de las que sólo él es capaz hoy en día, para acabar asistiendo a un oportunista Pedro... Y luego, ya en la segunda parte, sería Villa quien haría un lanzamiento de falta de libro, con potencia y colocación, que nos pondría por delante.

Como decía más arriba, además, el Milan estaba literalmente fundido, sin capacidad de respuesta, con lo que todos nos tranquilizamos. El problema fue que el equipo se tranquilizó demasiado. Quizá no se pueda hablar de pasividad y abulia, pero sí de exceso de confianza. Tras el gol del guaje, el Barça volvió a abusar de la horizontalidad, a dejar pasar los minutos, pensando que todo estaba hecho ya. Y si no hubiera llegado el arreón final milanista, se podría haber dicho que acertaron. Pero ese arreón llegó, y en un nuevo desajuste defensivo en jugada a balón parado, Thiago Silva aprovechó su oportunidad... y el resto fue silencio.

  • Temporada 2011-2012
  • Champions League, jornada 1 fase de grupos, estadio Camp Nou, 13-09-2011
  •  FC BARCELONA - 2 (Pedro -35-, Villa -49-
  •  AC MILAN - 2  (Pato -1-, Thiago Silva -93-)
  • Notas:  Valdés -5-; Alves -7-, Busquets -4- , Mascherano -5-, Abidal -6-; Keita -6- (Puyol, min. 67, -5-), Xavi -6-, Iniesta -5- (Cesc, min. 39 -5-); Pedro -7-, Messi -8- y Villa -6- (Afellay, min. 84 -s.c.-). 
  • El mejor de los otros: Pato 
Van dos buenas bofetadas seguidas por culpa del exceso de confianza. Si el sábado decía Pep que les servía de lección, ahora, al mejor estilo de la ESO, les han vuelto a dar la misma lección, por si acaso no les había quedado claro. No hemos llegado al nivel de abulia y conformismo de eras pasadas, y por eso no hay motivo para el tremendismo. El equipo sigue teniendo hambre de triunfos y ambición.

Pero lo que no puede hacer es morirse de éxito, pensar que los rivales van a postrarse indefinidamente ante la superioridad blaugrana. Como mucho, se recogerán en sus cuarteles, y a la primera que vean una debilidad culé, saldrán como fieras a aprovecharse de ella. Por eso el Barça no puede, ni debe, permitirse el lujo de dar un partido por resuelto hasta que el marcador dicte una sentencia clara. Abusar de la horizontalidad da pie a errores en el pase, a que de repente el rival presione cuando no se esperaba... o a que en el ultimísimo minuto un corner o una falta nos deje cara de tontos.


Como dicen los anglos, "Thus endeth the lesson". O eso esperamos.

Adeu i bona sort.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene que matar los partidos y dejarse de tonterias. No me gusta para nada esta actitud

Saludos.

http://area-blaugrana.blogspot.com/

jordiasturies dijo...

Completamente de acuerdo Gabri. Y bienvenida a mi nueva "casa".