Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

¿QUÉ PUEDES ENCONTRAR EN LA BOTICA?

martes, 21 de febrero de 2012

De la olla a presión a la olla rápida.

Las ollas a presión son casi ya reliquias históricas. La gente de mi generación ha conocido esos mamotretos metálicos que permanentemente emitían un siseo e impregnaban de olor a cocina casera, al saber hacer gastronómico de nuestras madres y que, sobre todo, hacían pender sobre nuestras cabezas la posibilidad de explotar si no se controlaba la presión del vapor, algo que avisaban con un silbido chirriante y perturbador que hacía  a la chef doméstica correr histérica a la cocina...

Ahora no. Ahora disponemos de ollas más estilizadas, de diseño, de paredes metálicas más finas, relucientes, que hacen su trabajo como con silenciador, que cierran herméticamente para que no se sature de olores la casa, o que no se pierda ni un ápice de sabor o de las propiedades sanitarias y alimenticias de la comida... Sí, definitivamente las ollas a presión han perdido la batalla ante las "ollas rápidas".

Por eso me llama la atención que se siga usando la metáfora de la "olla a presión" cada vez que se habla de una situación insostenible a punto de estallar. Como lo que estamos viviendo.

domingo, 19 de febrero de 2012

El Barça, en la encrucijada

   En el momento en que escribo ésto, el Barça está a trece puntos del Madrid en la liga. Una situación nueva para este equipo, y que plantea una situación a la que no está acostumbrado: ya no a la de administrar esfuerzos, algo en lo que Pep Guardiola se ha mostrado un experto, sino ya directamente a la disyuntiva de seguir luchando por una competición que está muy lejana, o la de "abandonarla" para centrar esfuerzos en la Champions League, que parece más accesible...

   Pues bien, yo les voy a dar una serie de argumentos para no abandonar, de ninguna manera, la lucha por la Liga, y quiere uno pensar que Pep los tiene en mente también.

martes, 7 de febrero de 2012

Caso Contador: los barros y los lodos

Volvemos a empezar un envío hablando de tópicos sobre el maldito mundo actual que nos rodea. Y nos volvemos a quedar cortos, porque, a estas alturas de la película, incidir en la idea de la sociedad hipócrita que nos ha tocado en suerte, o en desgracia, vivir, es una pobre constatación de lo obvio. Alberto Contador ha sido sancionado con un rigor que va desde lo lógico a lo extremadamente riguroso, y mientras en la mayoría del planeta aplauden hasta con sus satisfechas orejas, aquí en Españistán nos ponemos el disfraz de víctimas y nos rasgamos las vestiduras, invocando venganza contra organizaciones de cabalísticas siglas (AMA, UCI, TAS)... y por supuesto, contra los franceses. Porque ya se sabe que todo lo malo que nos pasa es por culpa de la inmensa envidia que nos tienen.

Como pasa demasiadas veces, nadie tiene razón. O todos tienen parte de ella.