Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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martes, 4 de marzo de 2014

El noi de la Pobla ("reboot")

¿Me permiten empezar con una nota personal? Mi padre nació en un pueblo a poco más de un kilómetro de la Pobla de Segur, en el Pallars Jussá, provincia de Lleida. Recuerdo con mucho cariño algunas estancias veraniegas en ese ambiente rural, con paseos y baños en las orillas del pantano de Tremp (¿o de Talarn?), y tardes jugando en las calles de la Pobla. Aunque es una zona que no he visitado desde hace más de quince años (la vida te lleva y te trae, ya se sabe…), forma parte de mis memorias y nostalgia infantil. Así que cuando por algún motivo esa zona sale a la luz pública, la miro con buenos ojos y cariño. Hasta hace bien poco, la Pobla podía alardear (o no, según quien esté hablando, claro) de ser la tierra natal del político Josep Borrell. Pero ahora tiene otro “hijo” de quien estar orgullosa, y yo una razón más para admirar la tierra de mis ancestros: Carles Puyol, defensa y capitán del Barça.

Cuando se habla de Carles, hay una serie de palabras con las que se le suele identificar: carácter, entrega y polivalencia. No es un jugador que técnicamente esté entre los mejores del mundo en su puesto, pero sí que tiene la suficiente para funcionar en cualquiera de los puestos de retaguardia, hábil en el marcaje y sobre todo en el corte, y su brega incansable, que le hace moverse con velocidad por todo el campo, le hace insustituible. Por no añadir que, en los últimos años, se ha ido destapando como un notable rematador en las jugadas a balón parado. Y por carácter se ha erigido como el capitán incuestionable, el jugador con el que sus compañeros, y también toda la afición, identifican el sentimiento blaugrana . Su imagen levantando las dos Champions ganadas por el Barça en los últimos años nos acompañará siempre…

Así como acompañará siempre a los aficionados de la "roja", por el mismo espíritu incansable y luchador que mostró cada vez que vistió la camiseta de la selección nacional. Igual que ha sido elemento fundamental, y fundacional, de los éxitos del gran Barça, lo ha sido también de los éxitos de un equipo que hasta hace poco más de un lustro era sinónimo de frustración y decepción. 

A todo esto hemos llegado tras quince años de trabajo por sus equipos. Pero ahora Carles tiene 35 años, una edad a la que pocos deportistas de élite llegan con garantías de éxito. Nadie es eterno, aunque nos gustaría, y Puyol no quiere ser una rémora. Ama el Barça, pero uno tiene la impresión de que también ama el fútbol. No sabemos si se ve aún con fuerzas de seguir jugando, pero no quiere arrastrarse por los terrenos de juego. Le gustaría seguir en el Camp Nou, pero no a cualquier precio profesional.

Siempre es triste ver como un jugador que ha defendido la camiseta de tu equipo con calidad y cariño se va. En el caso de Puyol, esto es más triste y traumático todavía. Pero es ley de vida, y habrá que aceptarlo, entenderlo, y apoyarlo. Los aficionados le debemos mucho como para no respetar su decisión.

Por mi parte, futbolísticamente hablando, e independientemente de lo que pueda alcanzar, o no, el Barça, el final de temporada tendrá su punto de tristeza, y con él el convencimiento de que ya nada volverá a ser lo mismo. Que el temido, y esperado, cambio de ciclo empieza ya con toda su crudeza. Sin embargo, nada ni nadie nos quitará lo bailado, esa polka de triunfos y alegrías que nos ha durado más de un lustro...


Moltes gracies Carles per tot. On sigui, ens seguirem veient.

Adeu i bona sort. 

(Nota: este envío es una versión modernizada de otro publicado en mi antigua bitácora culé hace casi cinco años, a raíz de unos rumores que hablaban de su salida del Barça. Aquellos rumores no se hicieron realidad, por suerte... pero la vida ha acabado dictando sentencia).

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