Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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jueves, 11 de agosto de 2011

Millonarios solidarios

Foto EFE en El Pais

Hace tiempo que el título de uno de los primeros culebrones televisivos latinoamericanos que llegaron a nuestra -de aquella única- televisión nos recordó eso de que "los ricos también lloran". Nunca sabré qué provecho puede tener para el ciudadano común repetir esa frase... la de apiadarse de que la desgracia también llegue a quienes están más lejos de ella, la de conformarse con la desgracia propia al ver que hasta los más poderosos no son inmunes, o la de una insana alegría envidiosa como paradójico producto de una mezcla de esa compasión y conformismo... pero estoy divagando antes de empezar.

Porque a lo que voy es que sí ya sabíamos que los ricos podían llorar ante los bandazos de la dama fortuna, resulta que ahora sabemos también que pueden ser solidarios con la desgracia de los demás. Cojan la huelga de futbolistas planteada hoy, por ejemplo.

El aficionado medio, como ya ha ocurrido tantas veces ante tantas otras amenazas de paro en el opio futbolero del pueblo, está reaccionando como el niño al que le quitan el chupete de la boca: ira incontrolada, espumarajos por la boca contra la situación, ataques desmesurados contra los futbolistas... el lugar común es la repetición demagógica de una frasecita que, por cierto, se ha repetido también ante cualquier tipo de paro laborl de cualquier sector poco entendido o valorado por la sociedad, desde los médicos a los muy odiados controladores pasando por profesores y funcionariado en general...

"Con la que está cayendo, con la de gente que está en el paro o currando lo indecible para ganar cuatro perras, ahora van estos ricachones/millonetis/privilegiados (táchese lo que no proceda o déjenlo todo, como quieran) pretendiendo ponerse en huelga..."

Frases iracundas como éstas deberían venirse abajo a poco que se analizara la situación. Y si bien es verdad que entre las reivindicaciones de los trabajadores del balón sí que hay alguna que redunda en mantener algún que otro privilegio, como las de estar en contra de que se contabilice como vacaciones las convocatorias para selecciones nacionales o la de ser propietarios de sus derechos de imagen en detrimento de sus clubes (y, qué quieren que les diga, por lo menos la primera de éstas me parece plenamente justificada)...

... la verdad es que el sentimiento que se desprende de esta convocatoria de huelga es que el sindicato de futbolistas quiere usar la fuerza mediática que dan los grandes nombres que todos conocemos para conseguir acabar con una serie de injusticias vergonzosas y dramáticas, especialmente en lo que se refiere al impago de salarios a futbolistas en categorias nacionales y regionales desde hace meses, al tiempo que en una paradoja asquerosa, algunas de las empresas, vulgo clubes, seguían gastando lo que no está en los escritos en fichajes o iban a artimañas rastreras para evitar pagar a sus trabajadores/futbolistas...

Ante todo esto he leído montones de cosas, sorprendiéndome en especial que haya gente que diga que la vida de un futbolista, incluso la del que cobra menos, es regalada comparada con la de otros curritos y cosas así. Ahí no convendría meterse, porque en todos los trabajos hay ventajas e inconvenientes, y si sacamos los trapos sucios, u ociosos, de un trabajo, el de futbolista, bien se podrían sacar los de otros trabajos.

Así que obviemos esto, y centrémonos en lo positivo, en la idea de que los futbolistas en conjunto, dando incluso una lección gremial a otros colectivos incapaces de ir juntos en sus reivindicaciones, han decidido que no hay que aguantar más; en que los más favorecidos, los que salvo desastre tienen solucionada la vida, han decidido arremangarse e ir de la mano de sus colegas menos afortunados.

Aparte de llorar, pues, los millonarios también pueden ser solidarios, y eso me parece bien. Aunque uno sea uno de esos niños a los que, de mantenerse la convocatoria, les van a quitar el chupete futbolístico y tendrá que agarrarse a otros caramelitos para endulzar el ocio de esos fines de semana.

Tampoco es tan grave, caramba. Y cogiendo la frase recopilatoria del sentimiento mayoritario de la afición, podría cambiarla para sacar los colores a más de uno, servidor incluido...



"Con la que está cayendo, con la de gente que está en el paro o currando lo indecible para ganar cuatro perras, con la de problemas que hay que necesitan solución, solidaridad y lucha, ahora van estos niñatos/caprichosos/ociosos (táchese lo que no proceda o déjenlo todo, como quieran) aficionados al fútbol discutiendo enfadados por una huelga de futbolistas en vez de aprovechar mejor el tiempo..."

Que, puestos a ser demagógicos, también se podría plantear así la cosa...

¡Salud!

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