Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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domingo, 14 de agosto de 2011

El enésimo partido del año

Foto originalmente en Estrella Digital

Somos proclives a magnificar los aspectos más rutinarios de la vida, para darles una pátina reluciente que nos eleve por encima de la mediocridad. Y en rutina se ha convertido este año el enfrentamiento Barça-Madrid, y lo que nos queda por delante si la bipolaridad del fútbol se mantiene así, cosa muy probable salvo la llegada en masa de jeques, empresarios adinerados y fauna parecida...  siempre que sea de fiar, eso sí.

Así que hoy empieza la temporada en serio, y tendremos que conformarnos con este aperitivo durante unas semanitas a no ser que los dirigentes de los equipos de fútbol empiecen a cumplir con sus compromisos y que con ello se desconvoque la huelga de jugadores.

Y vaya forma de empezar, oigan. Con un trofeo que en España había caído en desgracia, mientras que en países como Inglaterra se mantenía como lo que es en realidad, una fiesta del fútbol, el enfrentamiento entre los dos equipos ganadores de los torneos con más prestigio, la mejor forma de empezar la temporada tras casi dos meses de ayuno futbolero.

Pero aquí están cambiando las cosas, porque la gente cada vez quiere más fútbol, más opio que le distraiga de su malhadada rutina, y aunque durante el verano se desayuna, come y cena con culebrones de fichajes, con noticias vacias variadas y con partidos de chichinabo de supuesta preparación y más real recaudación, bolos de selecciones nacionales que molesta, más que otra cosa ... todos saben que el fútbol de verdad es aquel en el que te juegas algo, un trofeo oficial, aunque no sea el más importante, ni mucho menos.

Si a esto le sumas que últimamente esta rimbombantemente llamada Supercopa ya no es un trofeo aislado, sino que es una joya más en la corona, un trofeo más que redondea temporadas triunfantes de equipos de tronío, tendrás que estos partidos ganan aún más interés. Aunque también somos conscientes, dentro de nuestra racionalidad, que el enfrentamiento de ida y vuelta en un calendario tan cargado es excesivo...

Pero cuidadín amigo, que este año la juegan Madrid y Barça, y por ello estamos dispuestos a admitir incluso este dislate. ¡Venga fútbol, venga clásicos, venga partidos del año y del siglo, que éstos no nos empachan jamás!

Para los madridistas está la idea de que, de ganar, pueden empezar a pensar que están más cerca aún del Barça, y que, este año, sí, puede ser el de la vuelta de los grandes títulos; aparte del placer de vencer al máximo rival, claro. Para nosotros los cules está la idea de que sería la tercera joya de la corona en un camino posible a cinco copas, nada menos; aparte del placer de vencer al máximo rival, claro.

Eso sí, como aficionado blaugrana, me preocupa el efecto de un mal resultado. No porque fuera síntoma de nada concreto, que estamos a comienzos de temporada y perder ante el probablemente segundo mejor equipo del mundo entraría dentro de lo razonable. No, lo que me preocupa, y aquí activo el mode paranoico, es cómo reaccionaría el entorno culé.

El año pasado, en la misma competición y ante un rival de muchas campanillas, pero sin el pedigrí o morbo del madridista, bauticé a esta competición como la "copa del entorno" y argumentaba la importancia de ganarla para que los protestones estuvieran calladitos. Que en la afición culé somos así, siempre dispuestos a rasgarnos las vestiduras (mejor dicho, rasgar las vestiduras del otro) cuando las tornas vienen mal dadas.

Pues bien, un año después sigo pensando lo mismo. Sería conveniente ganar este trofeo, o por lo menos mostrar un nivel correcto, para que los agoreros sigan callados. Porque por imposible que parezca, un fracaso haría aparecer como rovellons tras una tormenta a los pajaros de mal agüero, los que están dispuestos a dinamitar el buen ambiente con la sola motivación de querer tener razón... Y no te digo este año, que el "beneficiario" de un tropezón culé sería nada más y nada menos que nuestra bestia blanca...

Por ello, hoy me gustaría ver una buena actuación de mi equipo. Para que callen los victimistas. Para pasar un momento entretenido. Para que sufran los rivales, claro. Para empezar con un buen pie. Soy consciente de que estamos empezando y que no se deben exigir fuegos artificiales aún, pero... tampoco sería una buena cosa un petardazo. En el termino medio está la cosa.

Visca el Barça... y a por todas.

Adeu i bona sort.

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