Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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miércoles, 17 de agosto de 2011

La casa de Bernarda Alba


Mañana se cumplirá el 75 aniversario del fusilamiento de Federico García Lorca. Siendo más positivos, y puestos a celebrar algo más agradable, se podría decir que hace 75 años que salió a la luz la obra de teatro más poderosa del granadino, y si me apuran, del teatro español de todos los tiempos: La casa de Bernarda Alba.

Pocas obras mantienen en todo su desarrollo un pulso narrativo de tintes tan oscuros, pocas veces se ha visto una descripción de caracteres tan profunda basada en diálogos tan cortos, tan certeros, tan llenos de vitriolo, odio, envidia y celos. Apenas hay personajes positivos en La Casa de Bernarda Alba, porque todos se mueven entre el engaño, el rencor, la sumisión o el egoismo.

Teniendo en cuenta lo que ocurriría el 18 de julio de ese año, apenas un mes después de la publicación de la obra, y lo que le pasaría a su autor dos meses después, es fácil buscar paralelismos entre la España que acabaría viniendo  con esa oscura casa andaluza, dominada por una mujer intolerante que somete a sus propias hijas a su voluntad, por el placer de hacerlo o por mantener unas apariencias mal entendidas, con sentencias tan demoledoras como "una hija que no obedece no es una hija, es una enemiga."

En el universo de Bernarda y sus cinco hijas no hay espacio para la dulzura, y el amor, cuando lo hay, ocurre tras rejas o fuera de la casa, pero en este caso convertido en pasión destructivamente liberadora. Sólo hay cierta simpatía en el canto de los segadores que van a su trabajo, oído como un oasis entre tanta desolación por las sojuzgadas hijas... una simpatía que se ve ahogada demasiado pronto por el intento de linchamiento de una joven del pueblo que ha roto los tabúes morales que atan a esa comunidad...

Y nos queda un final trágico, hiperbólicamente desesperanzador, donde todos sabemos que a pesar de lo ocurrido, todo va a seguir igual... no, no igual, corregido y aumentado. Lorca ha anticipado el futuro de su país y lo ha circunscrito a un microcosmos pequeño y vulgar.

A pesar de que sus verdugos lo intentaron, fracasaron palmariamente. Federico García Lorca sigue vivo.

¡Salud!

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