Farmacia de Alonso Luengo, en León. Foto de Jordiasturies.

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sábado, 27 de agosto de 2011

Lo lógico si tienes a los mejores...

Foto AFP en Público

 El Barça todavía tiene la maquinaria oxidada, como si (ahondando un poco en la desafortunada metáfora de Rosell) aún estuviera guardando la ropa de playa en los armarios y estuviera buscando la ropa de trabajo. Pero puesto a puesto tiene a los mejores jugadores del mundo, o casi. Y eso se nota. Sobre todo si el rival es capaz de ahogar tu juego pero carece de recursos ofensivos suficientes para decantar ese factor a su favor. Si el contrincante te perdona la vida, estás dando aliento a Iniesta; o a Pedro; o a Cesc; o, sobre todo y ante todo, a Messi.


El que los engranajes blaugranas estén atorados lo demuestra el que aún no sea capaz de superar con fluidez la presión de los rivales. Pasó ante el Madrid, ha vuelto a pasar ante el Oporto. Se ha mejorado, con respecto a los primeros partidos, en los aspectos de recuperación de pelota y posesión, pero cada línea táctica, defensa, medio campo, delantera, siguen siendo islas con muy esporádicas conexiones.

Algo que ayer agravó la presencia de Keita en lugar de Busquets. No digo que el malí hiciera un mal partido, más bien fue lo contrario, en el aspecto de recuperación de pelota y apoyo a la defensa sobre todo, pero el bueno de Salif no tiene la capacidad de circulación de balón que tiene Sergio Busquets. Y eso el Barça lo notó.

Pero por suerte teníamos a Iniesta, que se echó la dirección del juego encima, y a base de fintas, "ruletas" y quiebros fue poco a poco poniendo muy nervioso al equipo portugués, arrastrando además a un en principio dubitativo Xavi, que acabó cogiendo los galones para templar el partido.

Delante, un Villa voluntarioso hacía lo que podía por conseguir balones, y Pedro, cada vez que le llegaba uno, electrizaba el ambiente. En cuanto a Messi... apareció poco en todo el partido, desasistido como estaba, pero como sólo pueden hacer los genios, cada una de sus apariciones fue un destello de luz. Servidor contó cinco apariciones significativas: el gol, la asistencia a Cesc en el segundo, y tres oportunidades claras. Estadísticas de crack.

Detrás, la improvisada defensa cumplía como buenamente podía, alternando buenos momentos con pequeños sustos que resolvería, como no, Valdés. Mascherano fue perfecto como defensa escoba, y esto es otro hallazgo de Pep, pero carece de la salida de balón de Piqué, por ejemplo. Adriano cumplió bien en el lateral, y Alves fue el de siempre, un relámpago en los ataques. Abidal, por su parte, entró en conflicto demasiadas veces con Mascherano, y cayó demasiadas veces hacía el lateral izquierdo, dejando hueco por el centro y molestando a Adriano. Algo que habrá que corregir si ésta va a ser la defensa de emergencia cuando Piqué y Puyol no estén disponibles.

A trancas y barrancas discurrió el partido, con ocasiones para ambos equipos, hasta que llegó el gol de Messi, una extraña combinación de churro (fallo tremendo en el pase de un jugador del Oporto) y detalle de maestro, su regate sobre una baldosa a Helton, el portero rival.

No supuso esto un cambio sustancial en el juego, algo que no ocurrió hasta que entró Busquets y el Barça empezó a combinar mejor, a hacer más efectiva su posesión. Iniesta, Xavi, Messi, Pedro (y luego Alexis) ya no fueron islas aisladas, sino que empezaron a formar parte de algo parecido al entramado del rondo interminable blaugrana. Aún así, no nos libramos de algún susto producto de desajustes defensivos, como algún remate rival al que Valdés debió responder, o una torpe entrada de Abidal en su área que debió ser señalada como penalty.

Por su parte, el Oporto, que no había cejado en su gallarda presión, que había hecho un partido más que aceptable, iba perdiendo fuerza... y también tranquilidad. Es lo que tiene este Barça: cuando le falta el "punch" aniquila a sus rivales por cansancio, y alguno de ellos incluso se "suicidan": sólo así puede explicarse que un equipo de guante blanco durante ochenta y cinco minutos acabara perdiendo a dos jugadores, justamente expulsados por duras entradas sobre futbolistas blaugranas.

Y con esta superioridad blaugrana, llegó el segundo gol, una asistencia imperial de Messi a Cesc, resuelta por el de Arenys con contundencia. Es demasiado pronto para sacar conclusiones, pero si esto es un anticipo de lo que el ex-gunner puede ofrecer, podemos empezar a frotarnos las manos...
  • Temporada 2011-2012
  • Supercopa de Europa, estadio Louis II de Mónaco, 26-8-2011
  • FC BARCELONA - 2 (Messi -39-, Cesc -88-
  • FC PORTO - 0 
  • Notas: Valdés -8-; Alves -7-, Mascherano -8-, Abidal -4-, Adriano -7- (Busquets, min. 63 -7-); Keita -6- , Xavi -7-, Iniesta -10-; Pedro -8- (Cesc, min. 80 -8-),Villa -6- (Alexis, min. 61 -7-), Messi -9-. 
  • El mejor de los otros: Helton 
El Barça de Pep Guardiola sigue añadiendo títulos, records y números a su leyenda, para deleite de nosotros los culés, que seguimos agarrados a este sueño que no queremos que termine. Ahora toca ir engrasando la maquinaria para la dura temporada que nos espera. Y las sensaciones no pueden ser mejores...

Adeu i bona sort.

Addenda: fuera del análisis futbolístico en sí, me gustaría hacer algunas consideraciones...

     - Hay que aplaudir la actitud caballerosa del Oporto, incluso después de algunas entradas fuera de    tono de jugadores suyos... entradas por las que acabaron pidiendo perdón y felicitando al rival. Eso hace grande, muy grande, a un equipo.

     - No me gustó la actitud de parte de la afición culé en el estadio. Primero, los cánticos insultantes acordándose del Real Madrid o de su entrenador, que me parecen fuera de lugar... y el que sean habituales en casi todos los estadios o aficiones no es excusa. Por eso mismo me descubro ante la actitud de Pep al intentar hacer callar a esos cenutrios...
       En segundo lugar, la quema de bengalas en las gradas me parece también lamentable, y no me indignaría ante una sanción si esta llegase. Lo que me da más miedo es que casi todo, o todo, esto ocurriera en una grada con pancartas de apoyo a los boixos... espero que no tengamos que revivir ninguna pesadilla.

     - Aunque uno no sea independista y me reviente la politización excesiva del deporte, no acabo de entender por qué narices Cesc se ha tenido que disculpar por llevar la bandera estelada durante las celebraciones. Si alguien se ofende porque otra persona tenga una ideología respetable y democrática concreta, incluída la independentista, ese "ofendido" no merece disculpas.

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